Empatía

Daniel Perez
6 min readMay 4, 2022
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Descubrir el potencial

La profesora Edith tomó a su pequeña sobrina de la mano y la invitó a acercarse al piano que se encontraba ubicado en la sala de la casa, justo al lado de la ventana. Unos segundos antes, la niña le había preguntado acerca del tema que ella enseñaba en la universidad. Se trataba de fenomenología, un concepto que la pequeña pronunciaba con cierta dificultad.

— ¿Quieres saber de qué se trata la fenomenología? — pregunta Edith.

— ¡Claro que sí!, — afirmó la niña.

— Entonces, fíjate en este piano, — le dice Edith. En este momento se ve como si solo fuera un mueble más dentro de la casa, sobre el que podríamos poner, por ejemplo, esta caja de galletas, tu abrigo o tus juguetes. Sin embargo, si nos sentamos frente a él, levantamos la tapa que cubre el teclado y comenzamos a tocar, entonces, el piano se convierte en aquello para lo que ha sido fabricado. Su potencial, lo que le da vida, está oculto. Quienes lo hacen vivir son aquellos, que como nosotros, lo sabemos tocar y producir música con él.

— ¿Comprendes?, — Pregunta Edith.

— Más o menos, — responde la niña.

— La fenomenología — continúa Edith — , se centra en el análisis de nuestras experiencias conscientes. Por ejemplo, sin mi conciencia y tu conciencia, este pobre piano estaría condenado a ser un estante para poner galletas u otros objetos de la casa. En ti, en mí, en las personas, en el mundo y en las cosas se esconde un potencial que sólo se desvela ante una conciencia que reconoce esta posibilidad.

Este diálogo, entre Edith y su sobrina, que me he tomado el atrevimiento de modificar, hace parte de la película «La séptima morada», dirigida por Marta Meszaros en 1995. La película cuenta la vida de la filósofa y mística Edith Stein, además, contextualiza el ambiente, la búsqueda académica y espiritual de esta mujer judía, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, donde fue asesinada por el régimen nacional-socialista alemán, el 9 de agosto de 1942, en las cámaras de gas del campo de concentración de Auschwitz.

La conclusión que fluye a través del diálogo entre la profesora Edith y su sobrina, acerca de la fenomenología, se centra en el hecho de que todo aquello que se encuentra ante nuestra conciencia, es decir, la realidad, cobra un sentido mayor cuando hay disposición de ánimo de parte nuestra para conocerla. Cuando existe una conciencia espontánea, que sin prejuicios esté abierta al mundo. El concepto con el que Edith complementa esta perspectiva es el de empatía. En su estudio sobre El problema de la empatía, resalta que la persona que está abierta al mundo puede percibir la experiencia de la conciencia ajena, incluso puede sentir hasta «la piel de gallina del otro». Empático, en este sentido, es aquel que puede captar la esencia –aquello que fluye desde el interior de las personas y las cosas; como la música, en el caso del piano.

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En los zapatos del otro

La palabra empatía tiene su origen en la raíz griega epathón, que significa, sentir, y en el prefijo en, que se refiere a lo que está dentro de. A partir de su etimología, se puede deducir que la empatía se relaciona con la capacidad que una persona tiene de comprender, desde dentro, lo que otro siente; pero sin que el propio yo se disuelva en el yo de la otra persona.

El uso de este término se va a popularizar en la Alemania del siglo XIX en el campo de la teoría de la comprensión estética. El término alemán Einfühlung — empatía — , significaba, en un primer momento, proyección sentimental. Es decir, que en la apreciación estética proyectamos, tanto en las obras de arte como en las cosas, nuestra subjetividad y sentimientos. Esto conlleva a que cuando una persona se siente representada a nivel emotivo, entonces, se da una experiencia estética. El término empatía pasó de la estética a la psicología y a la filosofía. En esta última disciplina, autores como Edmund Husserl, Max Scheler y Edith Stein, desarrollaron el concepto.

Para Edith Stein, la empatía se percibe como la apertura, de mi parte, hacia la experiencia de la conciencia de los otros, de su vida anímica, de sus vivencias y de su interioridad. No se entiende como una proyección sentimental mía hacia alguien o algo para representarme en ellos –como en la acepción inicial del término Einfühlung. La relación empática forma parte de la estructura psicofísica de la persona que, como un ser consciente, está abierta al mundo.

La empatía, como categoría filosófica, va más allá de la percepción externa del dolor del otro. No se puede confundir con una ideación trivial o con un asunto de la imaginación. En el fondo, empatizar implica orientarse hacia el otro, hacer parte del proyecto de la otra persona — aquí estaríamos hablando de una perspectiva ética, y no solo estética. Sin embargo, esto no significa que se tenga que estar siempre de acuerdo con el otro o con los otros, que haya que consentir sus acciones o compartir sus ideas. Se trata de permitir que la realidad del otro resuene en mi conciencia, lejos de cualquier posible manipulación emocional, de su parte o de la mía.

Frente a una situación concreta podemos experimentar diferentes formas de empatía. Cuando empleamos, por ejemplo, expresiones como «siento tu dolor o siento tu alegría», estaríamos hablando de una empatía emocional, debido a que una situación o vivencia de otra persona generó conmoción en mí; resonó en mi. En el caso de las expresiones: «reconozco tu dolor o comprendo tu alegría» se resalta más una empatía cognitiva, donde se reconoce lo que está sucediendo, las causas del dolor o la alegría de la otra persona, pero no necesariamente se da una conmoción en mí. La comprensión empática, también la asociamos con metáforas como: «ponerse en los zapatos del otro» o «ponerse en el lugar del otro».

Estas expresiones del habla cotidiana coinciden con la definición que trae el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) acerca de la empatía: «sentimiento de identificación con algo o con alguien. Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos». Sin embargo, más allá de una perspectiva emocional, es importante enfatizar que la empatía se relaciona con la calidad y la profundidad de nuestras percepciones, y nuestra percepción está unida a un intelecto. El intelecto y la emoción configuran la razón cordial, otro nombre para la empatía.

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Apertura al atro y al mundo

Para Edith Stein — retomando su pensamiento — , el ser humano es una unidad psicofísica, una conciencia abierta, tanto al mundo como a la experiencia interna del otro. Esta postura se puede relacionar con el concepto de alteridad propuesto por el filósofo Emmanuel Lévinas. La alteridad implica una apertura al llamado que proviene desde el rostro ajeno, así como la acogida de quien se siente vulnerable y me llama. Es un hecho que el yo y el otro son, de manera radical, singulares y distintos; sin embargo, ante el llamado del otro, desde su vulnerabilidad, surge en mí la responsabilidad de ir hacia él. En esta línea, tanto la empatía como la alteridad tienen como tarea superar el pensamiento yoico, es decir, egocéntrico.

La empatía es superior al sentimiento moral de indignación, fácilmente manipulable. Mientras la indignación nos lleva a ser reactivos, la empatía nos hace proactivos. Los seres humanos nos encontramos ante el reto de realizar un un proyecto conjunto de entendimiento y convivencia planetaria. En este sentido, el lenguaje de la empatía nos permite hablar de la existencia de un nosotros, de una comunidad de seres humanos sentipensantes y proactivos. La pandemia, que no ha hecho acepción de personas, nos tuvo que haber llevado a comprender por qué es importante ocuparnos del otro. Al final de cuentas, si no se afina nuestra percepción, y si por permanecer encerrados en nosotros mismos no nos abrimos al mundo de las otras personas, entonces el piano, metáfora de la realidad en esta reflexión, será solo un mueble más, debido a que no estaremos en condiciones de descubrir su potencial: su música. Solo las conciencias empáticas y abiertas al mundo podrán construir un futuro hospitalario.

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Daniel Perez

Educator. Writer. Passionate about the humanities, philosophy and the history of science, art, medicine, religions and literature.